Los asesinos de Noir

Fragmento extra


- ¿Dónde está Mirai?

- En cama. Esta semana solo ha querido dormir en su habitación si dejábamos que Lucca y Zeke durmieran con ella.

- Los va a malcriar.

- Bueno, cariño, para ella esos perros han sido sus salvadores.- dijo Clarisse metiéndose en la cama.

- Por suerte todo ha salido bien, pero voy a cambiar las vallas por otras más altas. O a lo mejor las electrifico...- se metió también en cama

- No te pases Leo. Que esto tampoco tiene que parecer un campo de concentración.

- Solo quiero vuestra seguridad.

- Pues, con tenerte a ti cerca, y a Lucca y Zeke, ya estamos más que felices y seguras- sonreía mientras se arrimaba a su marido- pero al final todo fue culpa mía, si no hubiera dicho aquella palabra que empieza por "t" de la cual me dijiste que solo lo dijeran en casos extremos... A lo mejor aquellos hombres aun estarían vivos...

- No te fustigues. No es culpa tuya, eran malas personas que solo querían haceros daño. Esa palabra os protegió y ya está. No le des más vueltas

- En verdad pasé mucho miedo... Que se llevaran a Mirai, que hubieran ahorcado a Lucca... Pero en ese momento, la adrenalina me pudo, supe que la única forma de salir de allí era confiar en los perros. Esos que tú entrenaste, de los que dan hasta su último soplo de vida por sus dueños.

- Así es cariño, ellos están aquí para ser amigos de Mirai y a la vez sus guardianes. Mientras estéis con ellos, nunca os pasará nada. Os defenderán hasta que no puedan vivir más.

- Son un tesoro, es imposible que existan otros como ellos.

Leónidas acarició la cabeza de Clarisse hasta que ella se quedó dormida.


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