Los asesinos de Noir

Pausa para conversar (Yuki y Bishamon)


- ¡Oh! Es la primera vez que coincidimos nosotras dos aquí solas- se sentó en la butaca Yuki en ver a Bishamon también en la otra butaca sentada leyendo.

- ¡Anda! Eras Yuki ¿verdad? – dejó la revista.

- Cuando me dijeron tu nombre me entró curiosidad, ¿Por qué elegiste el de Bishamon?

- ¿Hum? ¿Y esa curiosidad? – se inclinó ligeramente hacia ella.

- Estuve viviendo en Japón mucho tiempo y me llamó la atención. Yo elegí el nombre de "Yuki" por la idea de que me dé "coraje", pero al final preferí ser como la "nieve".

- Ay, cariño mío, la nieve es algo muy puro y efímero. Nuestro trabajo es duro y el rojo es el color que predomina, muy en contraste con ese blanco que pides.- cruzó las piernas.

- Ahora que ya sabes el mío, ¿me explicas el tuyo?- se inclinó tanto, hacia Bishamon, que la máscara de Yuki estuvo a punto de pegar contra ella.

- De acuerdo- suspiró- Durante la guerra, mi abuela viajó a Japón. Allí salvó a un hombre, este en verla, le regaló una especie de figurita algo rechoncha. Mi abuela no sabía el idioma, así que lo único que entendió era lo que repetía: "Bishamon, Bishamon", mientras señalaba a mi abuela y a la figura. Ella me explicó eso y yo me puse a buscar información. Al parecer, aquel hombre, vio en mi abuela a una de las siete deidades de la buena suerte, Bishamon, justo la que representaba la guerra pero también la fortuna y dignidad.

- Debe de ser increíble que te comparen con una deidad. Yo también creo que ese nombre te queda bien. Después de todo he escuchado muchas de las proezas que has hecho. Aunque siendo cristiana raro me parecía que usaras un dios del folclore japonés.

- Bueno, cada uno es libre de elegir lo que quiera. Solo usé ese nombre como referencia a mi abuela, pero no busco alabar ningún dios que no sea el cristiano. A la Virgen María y el Espíritu Santo. Amén- juntó las manos en acabar.


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